sábado, diciembre 05, 2015

dE lAs sosPechas

Te busque todo el fin de semana y porque no la semana entera, no pude saber nada. Deseaba que te hayas ido a algún lado, con gente que aprecias y más que cualquier otra cosa ansiaba tu felicidad. Eso, de alguna manera, mitigaba mi incertidumbre. Sin saber con que excusa romper esa barrera, dónde encontrarte, cómo saber si estabas con la gente que queres, apareciste vos. El lunes por la tarde mis brazos encontraron tu espalda y, en diez minutos largos y hermosos, el alma se me lleno de tranquilidad (corta, temporaria, pero tranquilidad al fin) cuando dibujaste una sonrisa.

sábado, noviembre 28, 2015

tristz

La vida sin vos es como el silencio. Una agonía lenta y pareja que aprieta de a poco, firme. La tristeza, cuando haces volar por los aires un sueño, es gigante. Es como una casa abandonada, donde las cortinas del balcón ya no ondean con el viento sino que están para tapar la luz que entra y opacar cualquier vista al exterior. Son macetas con flores marchitas, un cielo gris, sin sol. Una dulzura de edulcorante lo invade todo y las sonrisas toscas. Una cama fría. Un amor impaciente que se va. Otro sistema, otro planeta, otro mundo. Alegrías efímeras que se diluyen en el recuerdo de tu boca y la mía. 

martes, octubre 13, 2015

mEs

Exactamente 30 días desde que nos despedimos, son 30 días sin escucharte, sin roces, sin piel, 30 lunas destapado de tus abrazos, sin nuestra luna. Aprendí a extrañar, a gambetear preguntas incómodas de algún buen amigo que preguntaba, a largar de una puta vez alguna lágrima por una mina. Siempre te necesite y alejarme no cambia las cosas, me la rebusco como puedo, ando perdido, con momentos aleccionadores, eso si, sé más que nunca cuanto te quiero y agradezco haberme cruzado con vos.

viernes, octubre 09, 2015

EllA

Te extraño, a vos, a tu mirada, tus retos hacia mí, tu piel, nosotros, el roce de mi mano izquierda con tu pierna al dormir, tu amor incondicional, los alientos compartidos, el orden, los besos. El placer de haber sido, el dolor de no ser y estar.

martes, julio 16, 2013

Coincidencias

Ahora que lo pienso ya estuve así otra vez. Cuando era muy chico, creo que quince años atrás. Fue en las vacaciones que contrataba papá, cuando trabajaba en la empresa antes de que lo rajen, era el uno a uno.
Hacia calor, estaba solo. Había gente pero no socializaba, quizás era por falta de empatía. La edad también era un problema, el único niño entre ocho adultos.
En estos días el inconveniente tenía nombre y apellido, por lo menos yo la acusaba de ser la culpable de mi estado. Un estado muy cercano a la soledad. No quería comunicarme con nadie, no me interesaba. Además sabía que nadie me comprendería. Margarita me exilió, cuando me dejó pase días enteros en mi habitación, semanas sin querer hablar con nadie. La tristeza era el mar que me rodeaba.
Años atrás en México, los Margaritas me aislaban, mientras más tomaban los adultos, menos atención recibía. El mar me ayudaba con el calor y al mismo tiempo tenía algunos juegos inflables que disfrutaba en soledad. Sentía que el mar y yo éramos compañeros, el también estaba solo. Trataba de hacerme amigo, de conocerlo, lo investigaba, vagaba en el fondo, recorría todo el perímetro demarcado por las boyas, pero creo que se resistía. Mis ojos ardían por la sal, no veía absolutamente nada con claridad. Cada tanto me revolcaba y hasta salí varias veces por tragar agua.
Mi cama post Margarita era un espacio donde también vagaba, me sentaba con la guitarra a tocar. Comía, dormía mucho, de mis ojos brotaban algunas gotas de agua con sal. No estaba demarcado con boyas, pero era mi único espacio, donde quería estar. Lejos de todos y seguro de mi mismo.
El mar me estaba pasando por arriba. Era mi aliado y a la vez se convertía en impenetrable y lejano. La sensación de oscuridad, de esperar algo más que no va a llegar, de intentar avanzar pero terminar revolcándote en el mismo lugar. La sensación de estar ahogado. Esas sensaciones se convirtieron en hastiosas, una rutina que como destino posible tenía solo el fondo del abismo.
En mi cama sucedía exactamente lo mismo.
Una tarde decidí sentarme en una reposera de la playa, solo a mirar el agua. Estaba cansado de pelear, ese día me había resignado. Mercedes, la esposa de Claudio, el supervisor de mi papá, me pregunto por que no estaba en el agua, si siempre estaba ahí. Argüí que me picaban los ojos y no tenía ganas. Ella me preguntó si usaba antiparras para que no me ardieran los ojos. Ni sabía lo que eran. Mercedes que era risueña, morena y bajita me prometió que me iba a regalar unas, supongo que al mismo tiempo noto mi mala cara y se apiadó. Esa misma tarde apareció según su explicación con unos anteojos para tener mejor visión bajo el agua. Me realizó una breve explicación y me dijo que cuando uno se aburre de algo, tiene que tratar de mirarlo desde otros ojos, por eso me daba las antiparras.
Hace unas semanas atrás buscando una púa para la guitarra, encontré los viejos antiparras azules. Recordé la anécdota y me propuse mirar con otros ojos.
En la Riviera Maya descubrí un mundo fantástico y nuevo. El mar azul dejaba de tener una visión turbia y acotada a casi un metro. Las antiparras me revelaron que el mar inmenso de la superficie, también era infinito bajo el agua. Existían formas, colores, maravillas nuevas. Veía la gente que nadaba a lo largo de muchos metros de playa. Descubrí que había pequeñas plantas, peces que solo se ven en películas, se alimentaban ahí y usaban las piedras que sostenían las boyas como refugio. Sin duda el mismo lugar de antes se convertía en algo inesperadamente asombroso.

Ya salí de mi casa, empecé a juntarme con amigos de vuelta. Ayudo a mi viejo en el laburo y no curso pero preparo finales para diciembre. Además arranqué pileta, justamente ayer venía nadando. Concentrado en mi mundo, en un mundo nuevo, donde el olvido ya pasó. Estaba haciendo espalda, mirando fijó el techo para no perder la línea del andarivel.  Cuando siento que mi mano golpea contra alguien. Me di vuelta rápidamente para pedir disculpas. Me saque las antiparras y la vi.

martes, julio 02, 2013

Volviendo

<...Hemos guardado un silencio bastante
parecido a la estupidez...>
(Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)

Espero que en este lunes, inicio de semana, que da comienzo a la segunda mitad del año sea otro nuevo amanecer.

sábado, octubre 01, 2011

Rutina

Vuelvo a escribir, que se yo que puede salir. Tengo una idea rondando mi cabeza, es casi una forma de sacar los bollos que me dejo está tormenta. Puede que termine en borradores como todo este último tiempo, pero saber que hay gente que escribe peor que yo y lo hace en diarios, libros, etc. es un buen incentivo.


Hoy es 30 de septiembre, es más, es viernes 30 de septiembre. Esto no es ninguna novedad, ni un descubrimiento científico. Por otra parte, termina la semana, el mes. En un rato nomás arranca el fin de semana, el mes 10, que ojo, son dos dígitos ya. Arrimamos la vista al calendario y las fiestas están al caer. Pateamos la pelotita para adelante y llegan las vacaciones, el comienzo de temporada, parece que es lo que esperamos todo el tiempo. En la ciudad se va a respirar una extraña calma, por otra parte, las playas, las riberas, las lagunas, y piletas se llenan. Siempre esperando el futuro.


¿Y hoy? Si, se termina todo, semana, mes, dentro de poco el año, sin embargo ¿qué pasa hoy? Alguien paro la pelota, pensó que hizo esta semana.


La probabilidad de que te hayas subido a la rueda de la rutina es alta, muy muy alta. Alguien dijo que te subís a la rutina a los 3 años, cuando empezas el jardín, sos una pulga que apenas se despega del piso, pero tiene horarios, claramente a esa edad no tenes conciencia pero te ayudan a cumplir, cumplir ¿qué palabra no?


Un poco más grande, cumplís con la rutina del colegio, fuera de horario haces otras cosas, pongo por caso, deportes, idioma, algo relacionado con el arte. Te van enseñando a cumplir, cumplir con la rutina. Es en cierta manera, mirar el reloj y seguir. La rutina se va apoderando de tu vida. Continuando la línea de tiempo, sigue la etapa en que la obligación del colegio termino, parece que la libertad es nuestra. Somos grandes podemos escoger, ¿entre qué cosas? trabajo o estudio, si hacemos las dos nos convertimos en ejemplos para la sociedad, por el contrario no haces nada, sos el villano de la película. Es real que se puede elegir, con menos de veinte años podes optar que queres hacer el resto de tu vida. Por lo menos, lo que siempre dicen es que abordas la maquina que forja tu futuro. Otro término que gira en cualquier cabeza, futuro.


Arrancas un trabajo y/o la facultad. Muy probablemente las ocupaciones llenan gran parte de la semana, tengas que soportar jefes, clientes, compañeros, profesores, hacer cosas que no te gustan, pero otra vez, miras el reloj y seguís. Te acostumbras. Casi seguro, hay materias que no te gustan, tu trabajo no te hace feliz, pero es por tu futuro y hay que cumplir. La rutina hace que esperes el fin de semana, el fin de mes para cobrar, el fin del cuatrimestre para pasar la materia, el fin de año por las vacaciones, siempre esperar. No digo que no existe gente que disfrute su trabajo o que cada una de las materias realizadas lo reconforta, cuesta encontrarlas.


La rueda de la rutina está presente en todo, salvo que estés exento de responsabilidades, o seas uno de esos afortunados que ya se retiró de todo y vive solo para disfrutar.


Si lo dejo acá sería un texto bastante bien acabado, redondito... pero no tiene sentido escribir algo rutinario, para sumar. Si le sirve a alguien mejor, sino quedara plasmada mi bronca contra esto que recorre con nosotros cada momento.


Podes estar al pedo y también vivís en una rutina increíble. Tenemos vidas estandarizadas, seguramente con tus amigos salen al mismo lugar siempre, practican deporte en los mismos sitios, las chicas compran ropa en las mismas tiendas, hacen la previa donde siempre. La amistad también puede tomar un rumbo mecánico, muchas veces las conversaciones se tornan superfluas, sin sentido o profundidad, nos escapamos de los temas que tenemos que hablar con la gente que nos quiere y nos banca. Nos guardamos ciertos quilombos por que es más fácil dejar las cosas así, nos exponemos menos. Nos escondemos en un todo bien, y una sonrisa tranquilizadora.


Si tenes pareja haces mil cosas por rutina, sobretodo si ya pasaron los primeros meses, esos que las cosas son distintas, el paso del tiempo en la pareja siembra conocimiento mutuo, una compañia, amistad, pero añade rutina de la misma forma, ya las miradas no son las mismas que los primeros meses, se pierde un poco de esa fascinación. Hasta las relaciones sexuales se tornan un hábito, sino los telos estarían llenos cualquier día, no solo los sábados a la noche. Si, si, se hace el amor por rutina. Regalos y flores en los aniversarios, cumpleaños y día de los enamorados. La pasión se hace automática.


Ni hace falta hablar de la familia, muchas veces la tele, compu y la play, nos roban el tiempo para estar con los nuestro. En lugar de unos mimos de la vieja, compartir una charla con tu hermano o sacar a pasear al perrito, dejas que el sillón o aparatos tecnológicos te consuman los minutos que te dejo libre la rutina semanal.


Por eso larga el sillón, agarra al Bobi sacalo a pasear, disfruta del sol, charla con tus amigos con el alma abierta, dale un abrazo a los viejos, escucha al abuelo que ya nadie le da bola, disfruta de preparar, oler y tomar cada café, mira a tu novi@ y busquen la mirada del primer mes, hay que hacer las cosas por y con pasión, ponete los auriculares move la cabeza o el culito, se un delirante buscando la mejor manera de vivir, mojate bajo la lluvia y disfruta de este aprendizaje que se llama vivir.


Disculpen las molestias. La gerencia.

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