Te busque todo el fin de semana y porque no la semana entera, no pude saber nada. Deseaba que te hayas ido a algún lado, con gente que aprecias y más que cualquier otra cosa ansiaba tu felicidad. Eso, de alguna manera, mitigaba mi incertidumbre. Sin saber con que excusa romper esa barrera, dónde encontrarte, cómo saber si estabas con la gente que queres, apareciste vos. El lunes por la tarde mis brazos encontraron tu espalda y, en diez minutos largos y hermosos, el alma se me lleno de tranquilidad (corta, temporaria, pero tranquilidad al fin) cuando dibujaste una sonrisa.
sábado, diciembre 05, 2015
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